COSMOVISIÓN DE LAS TIERRAS BAJAS
Los
grupos culturales de todo el mundo, han desarrollado una cosmovisión; no existe
una cultura que no posee la manera de ver e interpretar el mundo a través de la
interacción, del ser humano y el medio natural, construyéndose de los saberes y
conocimientos propios de una cultura.
“En los
pueblos nativos de América el desarrollo de su cosmovisión estuvo vinculado con
la naturaleza que lo era todo, incluyéndose en ella a los seres humano y a las
deidades” (Cosmovisiones y filosofía, Ministerio de Educación), entonces
se afirma que las culturas existentes en el mundo tenían conocimientos sobre el
cuidado de la naturaleza, basado en el respeto. En la cosmovisión de los
pueblos indígena originarios tenían conocimientos y sabiduría del universo
sobre el uso y manejo del espacio el tiempo y la naturaleza.
Los
pueblos originarios de las tierras bajas, como afrobolivianos, araona, ayoreo,
baure, canichana, cavineño, cayubaba, chacobo, chimane o tsimani, chiquitano,
ese ejja huarayos o chamas, warasuqwe, guarayo, itonama, joaquiniano, leco o
lapa lapa, machineri, reyesano o maropa, more, moseten, movima, moxeño, nahua,
pacawara o pacahuara, siriono, tacana, toromona, yaminahua, yuki, yurakare, en
su mayoría tenían creencias muy semejantes de una cultura a la otra, ellos
creían en los cerros, ríos, lagunas, flora, fauna, en el sol, espíritu de los
muertos, en el fuego, el aire y otros, que antes de dar inicio con las
actividades de trabajo desarrollaban oraciones
dando gracias y encomendaciones a la pachamama, mediante una ofrenda,
para que los cultivos den buenos frutos para la familia y la comunidad.
Las tierras donde está constituido por los recursos naturales, flora,
fauna, ríos, lago y todo lo que habían, para ellos tenían un significado, eran
considerados como seres que tienen vida, por lo tanto la tierra es sagrada y
divina, además estas tierras eran de uso comunitario de toda la comunidad.
Entre las culturas indígenas
de las Tierras Bajas, los ancianos tenían gran prestigio por su
experiencia; se los consultaba y sus indicaciones eran obedecidas por todos. En
ciertas ocasiones, mientras los padres salían a trabajar, ya sea a recolectar
la miel, cazar, pescar o cultivar, el abuelo se quedaba con los niños y además
de jugar con ellos les contaba cuentos, mitos sobre el origen del mundo, sobre
las aventuras de los animales y sus dueños protectores o espíritus grandes, de
esta manera transmitía los valores para vivir en comunidad y armonía entre
todos los seres humanos y con la naturaleza.
Otro nivel de educación se
hallaba entre los padres y la comunidad. Estos educaban a las nuevas
generaciones de niños y jóvenes siempre con el ejemplo y la palabra, nunca con
el castigo. Tanto así, que los jesuitas que se disponían a evangelizarlos a
fines del siglo XVII al observarlos se sorprendieron, y pensaron que no había
educación entre estos indígenas porque los niños podían hacer lo que querían y
nunca escuchaban reproche.
Ser trabajador y responsable
con la familia y la comunidad eran valores de mucha importancia con las que
eran educados los niños y jóvenes. Esto también se traducía en una norma, sólo
el que era buen cazador podía tener una esposa y una familia. El joven
enamorado debía demostrar a su pretendida y a la familia de aquella, que es
capaz de sostener una familia propia y hacerla feliz. Para esto debía cazar y
colocar las mejores presas de los animales que había cazado en la puerta de la
cabaña de su pretendida, así demostraba que era un buen cazador que podría
proporcionar carne a su futura familia.
También el valor de la
honradez se visibilizaba claramente en la conducta de los indígenas. El respeto
por los objetos de propiedad ajena era impresionante. Lo era a tal grado, que
si alguien perdía en el monte su arco y flechas, no era levantado por otra
persona si ésta lo hallaba.
Se educaba para que las
personas vivan en armonía con la naturaleza, lo que significa que sabían que lo
que la naturaleza les daba en todas sus formas permitía que reprodujeran sus
vidas, por lo tanto cada persona también tenía que ser recíproco con la
naturaleza. Como sabían que sus propias vidas no les pertenecían del todo,
debían dar directa o indirectamente a la naturaleza.
El cazador, por ejemplo, era
recíproco con la naturaleza respetando a los animales y las plantas de las
cuales sólo tomaba lo suficiente para sobrevivir.
A esta forma de vida de la
comunidad o comunitaria donde lo que se recibía de la otra persona como valores
fundamentales eran la armonía, la honradez, la honestidad y el don a dar, y se
lo hacía a través de la palabra y el ejemplo.
BIBLIOGRAFÍA
Cosmovisiones
y filosofía, MINISTERIO DE EDUCACIÓN